Historia de Michoacán
Los tarascos son fundamentales en la historia de Michoacán, ya que estos grupos étnicos de origen norteño ---chichimeca uacúsecha---- llegaron a tierras michoacanas durante diferentes migraciones, a partir del siglo IX d.C.
Este grupo o grupos dominaron a los pueblos que durante siglos vivieron ahí con anterioridad, pero además incursionaron otras sociedades , entre ellas las de origen y habla náhuatl, emparentadas con gente como los mexica o aztecas, entre los que existió una terrible rivalidad.
En la actualidad los pobladores nativos de estas tierras se reconocen sociedad púerembe y le dan el mismo nombre a su lengua: purhépecha. Se utiliza el nombre tarasco por ser el más conocido, aunque siempre se da importancia y connotación al grupo púrhépecha.
Entre los manuscritos que hablan detalladamente sobre la historia de Michocaán esta la " Relación de Michoacán ", un escrito atribuido al fraile Jerónimo de Alcalá; en donde se habla del establecimiento de ciudades precolombinas y de otros pueblos existentes a la llegada de los europeos.
Al llegar los Tarascos a estas tierras, se establecieron alianzas estratégicas con los pobladores de islas y tierra firme. Posteriormente se consolidó un grupo de poder, teniendo como sede administrativa y religiosa, las ciudades de Pátzcuaro, Tzinzuntzan e Ihuatzio. Otro manuscrito igual de importante es la "Crónica de Michoacán" de Fray Pablo Beaumont, de 1855.
A partir de la lectura de estos expedientes históricos, se infiere que el crecimiento de dichas ciudades pudo apoyarse en relaciones de parentesco, de poderío étnico, político y económico. Existe asimismo otro tipo de documentos, los códices como el de Aranza y el de Carapan o lienzos como el Jucutacato. Ellos son fuentes de información sobre orígenes genealógicos, linajes, toponimia, elementos de tributo; además de otro tipo de relaciones sociales, religiosas y comerciales.
Con la llegada de los españoles a Tenochtitlan, el cazonci purépecha era Zuanga, hijo de Tzitzispandácuare, quien heredó el trono a su vástago Tangaxuán II el cual sería el último monarca de esta importante cultura.
Cuando llegá el primer español a Michoacán Cristóbal de Olid, logra por medios pacíficos, que los purépechas aceptaran a Carlos V, sin que su gobernante perdiera la categoría de rey. Ellos aceptaron y le concedieron a Tzintzuntzan, centro del imperio, el título de ciudad, otorgándole un escudo de armas y una sede episcopal. Sin embargo luego Nuño de Guzmán, integrante de la Primera Audiencia, desconoció estos reales acuerdos y eliminó a Tangaxuán ll; por lo que el pueblo se indignó.
Entre los conflictos que se presentaron apareció el humanista Vasco de Quiroga, natural de la Villa de la Madrigal en Castilla la Vieja(España) y los misioneros franciscanos y agustinos; entre ellos lograron calmar la justa ira de los indígenas. Al enterarse el monarca Carlos V del logro obtenido por Vasco de Quiroga y los misioneros, lo comisionó como miembro de la Segunda Audiencia, en la Nueva España.
En Michoacán, Tata Vasco, como lo nombraron los naturales, difundió la fé cristiana, construyó escuelas, hospitales y enriqueció las técnicas de las artesanías purépechas. Por la bondad con que don Vasco se entregó a su misión, Carlos V lo designó obispo en el año 1538.
Quiroga volcó su amor y conocimientos en dos ciudades que serían centro y punto de partida en la evolución de las tierras michoacanas: Tzintzuntzan y Pátzcuaro.
En el período colonial, de los siglos XVI al XVIII se levantaron también conventos agustinos, franciscanos y carmelitas de suma importancia asì como construcciones civiles de severa belleza. Se inició la explotación minera Angangueo, Tlalpujahua, Inguarán y Real del Espíritu Santo y se desarrollaron en ganadería y agricultura.
Gracias a los misioneros que encabezaba Don Vasco de Quiroga, se elevaron los niveles culturales con la creación de colegios donde se educaban a españoles, mestizos e indígenas. Un claro ejemplo se encuentra en Tiripetío, donde los agustinos fundaron la Primera Casa de Altos Estudios en América, bajo la rectoría de fray Alonso de la Veracruz.
Además de las importantes aportaciones que hizó Vasco de Quiroga al pueblo michoacano; en este estado han nacido varios personajes que forman parte no sólo de la historia de Michoacán, si no de todo México, como: José María Morelos, Melchor Ocampo y Lázaro Cárdenas del Río.
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