Zonas arqueológicas en Michoacán
En Michoacán nació el invencible Imperio Purépecha, cuyos dominios se extendieron por casi todo el centro del país.
Actualmente se puede disfrutar de la riqueza cultural de ese Imperio en las zonas arqueológicas, hay aproximadamente unas 45 zonas de proporción mayor, pero únicamente siete de ellas están abiertas al público: Tzintzuntzan, Tres Cerritos, Ihuatzio, Huandacareo, Cuitzeo, San Felipe de Los Alzati y Tingambato(liga a uruapán); así como en los pueblos de la ribera del Lago de Pátzcuaro, Meseta Purépecha, Ciénaga de Zacapu, la Cañada de los Once Pueblos; en el área costera de Coahuayana y Aquila.
En esta zonas de destacan las evidencias de las comunidades y centros cívicos durante la época previa a la llegada de los europeos; por los siglos XII al XV d.c.; aunque existen testimonios de épocas anteriores debajo de las estructuras visibles.
Hay otros lugares con evidencias humanas y culturales más remotas, tal es el caso de El Opeño, en el municipio de Jacona; un cementerio formado por tumbas ahuecadas en el subsuelo, fachadas hacia 1500 a .C. Este sitio corrobora la existencia de una de las tradiciones funerarias más antiguas de América. A pesar de todo, se trata de vestigios que por sus condiciones de fragilidad, han tenido que dejarse enterrados hasta tener las condiciones favorables que permitan exhibirlos.
Actualmente se puede disfrutar de la riqueza cultural de ese Imperio en las zonas arqueológicas, hay aproximadamente unas 45 zonas de proporción mayor, pero únicamente siete de ellas están abiertas al público: Tzintzuntzan, Tres Cerritos, Ihuatzio, Huandacareo, Cuitzeo, San Felipe de Los Alzati y Tingambato(liga a uruapán); así como en los pueblos de la ribera del Lago de Pátzcuaro, Meseta Purépecha, Ciénaga de Zacapu, la Cañada de los Once Pueblos; en el área costera de Coahuayana y Aquila.
En esta zonas de destacan las evidencias de las comunidades y centros cívicos durante la época previa a la llegada de los europeos; por los siglos XII al XV d.c.; aunque existen testimonios de épocas anteriores debajo de las estructuras visibles.
Hay otros lugares con evidencias humanas y culturales más remotas, tal es el caso de El Opeño, en el municipio de Jacona; un cementerio formado por tumbas ahuecadas en el subsuelo, fachadas hacia 1500 a .C. Este sitio corrobora la existencia de una de las tradiciones funerarias más antiguas de América. A pesar de todo, se trata de vestigios que por sus condiciones de fragilidad, han tenido que dejarse enterrados hasta tener las condiciones favorables que permitan exhibirlos.
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